Sr. Presidente, después de leer el cuento que usted dedica a sus hijas, cualquiera, inevitablemente, pensaría en ellas. En lo que habrán sentido ahora, cuando aún viven su niñez y adolescencia, y en lo que sentirán dentro de unos años, cuando quizás ya sean madres y quieran transmitirle su historia a sus propios hijos.Sr. Presidente, después de leer el cuento que usted dedica a sus hijas, cualquiera, inevitablemente, pensaría en ellas. En lo que habrán sentido ahora, cuando aún viven su niñez y adolescencia, y en lo que sentirán dentro de unos años, cuando quizás ya sean madres y quieran transmitirle su historia a sus propios hijos.www.cubadebate.cu
Buscar en este blog:
miércoles, 7 de septiembre de 2011
Suscribirse a:
Entradas (Atom)