Hoy 22 de diciembre, como es habitual, los manatienses se suman al homenaje de todo nuestro pueblo a los educadores. En cada una de las escuelas, no importa cuán alejadas estén, hay besos, postales, flores y lo más conmovedor para un maestro: la sonrisa de un niño.
Con cuánta nostalgia acuden a mis recuerdos las imágenes de mi primera maestra: Beba Yagüe, mujer alta, de hablar pausado, culta que gustaba del piano y a la que todos llamábamos señorita Beba. Ella sin llegar a ser madre por naturaleza fue ejemplo vivo de ternura y amor maternal, hizo suyos los hijos de otros y esos otros se sintieron agradecidos por esta elección.