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miércoles, 12 de enero de 2011

La quema de Bayamo, ejemplo supremo de sacrificio

Corría el año 1869, habían pasado tres  meses de haber expulsado a los españoles de la ciudad de Bayamo y ante el peligro de que esta fuera ocupada nuevamente, los vecinos prefirieron reducir su querida ciudad a cenizas antes que entregársela al enemigo, sacrificio consumado el 12 de enero de 1869.

Después de haber aplicado con sus manos la tea a sus hogares, se marcharon a la manigua, abandonando todas sus comodidades e iniciando  la dura vida de soldados.
Pocas horas después llegan los españoles.Los ojos de Valmeseda y sus soldados recorren sorprendidos aquel paisaje de ruinas humeantes, de escombros calcinados, de maderas aún encendidas, de cenizan que viajan por el aire y empolvan sus uniformes.
Ni una palabra se escucha en los primeros momentos.Todo hay que deducirlo de la expresión de ira, despecho y ferocidad impotente  que reflejan sus rostros.El obeso y sanguinario Valmaseda no pudo comprender aquel sacrificio de hombres y mujeres, no entiende el lenguaje de heroísmo en que hablan los pueblos oprimidos, es incapaz de imaginarse hasta donde llegan los pueblos  cuando luchan por su libertad.
Antes de este acto heroico de los vecinos de Bayamo, los antiguos pobladores del caserío de Manatí Viejo, el 22 de octubre de 1868, conociendo el inminente desembarco de tropas españolas por el embarcadero,y ante la imposibilidad de hacerle frente deciden incendiar sus propiedades.
Estos ejemplos de supremo sacrificio constituyen la más fehaciente prueba de fervor patriótico de los cubanos y ha devenido símbolo de la resistencia.Si hoy tuviésemos que quemar a Manatí para no entregarla ala enemigo, seguro que con honor, lo quemaríamos de nuevo.

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